Pintura

« Alguna vez, un alemán me dijo “estos cuadros parecen el infierno”. Sí, le dije, representan mis fantasmas. En mi país pasa esto, aquello, y ¿quiere que pinte margaritas? No, yo quiero que mi pueblo reaccione, reviva, viéndose en mi pintura. Yo no puedo hacer florcitas. No soy un pintor abstracto. » Entrevista a Alberto Quintanilla. Diario La República. Fecha: 04/01/2018

Las pinturas de Alberto Quintanilla se caracterizan por sus composiciones dinámicas de colores oníricos que nos conllevan a grandes historias a través de sus pinceladas. Quintanilla pinta directo al lienzo generando magia a través de sus personajes imaginados que se inmortalizan en colores impensados contando una serie de mitos que se eternizan a través de la mirada del artista.

Quintanilla conlleva un sinfín de historias, que escuchó o vivió cuando era niño. A continuación nos relata un episodio de una de sus pinturas:

Yo tenía un tío que se apoderó de la casa mi padre. Este tío era tacaño, mi padre era todo lo contrario, un fiestero. Mi tío se casó con una mujer que no le dio ni un niño. A mi padre su esposa le dio quince hijos. Ese tío era malo. Un día se enfermó de párkinson y aburrido de su vida quiso matarse. Buscó una pistola y se disparó, pero como le temblaba la mano, en vez de dispararse a la cabeza, se disparó al cuello. No sé qué pasó, pero lo cierto es que con ese disparo se le fue el párkinson. Es decir, se curó de un balazo. Pero como ese tío tenía vocación de suicida, un día se vistió con su terno, se puso sombrero y se metió a su tina y se ahogó. Un día se me cruzó la idea de hacer un retrato de ese tío, lo dibujaba de frente, pero no me salía. Intenté hacerlo de perfil y cuando creí que así estaba bien, cargué los pinceles. Al aplicar la pintura, esta se chorreó por los trazos del retrato de frente. Me salió el tío con dos caras.

Cuando tuve que irme a Europa, Sebastián Salazar Bondy me preguntó ¿ya escogiste tus obras?, le respondí que sí. Y cuando vio el retrato del tío, me dijo « ¿y esto qué hace acá? Llévalo, está muy interesante”. ¿Tú crees? “Sí, claro”. Y lo llevé. Después, cuando Héctor Velarde y Manuel Checa Solari, “Mañé”, vieron el retrato en una muestra en Lima, uno decía “es freudiano” y el otro respondía “no, es Lacán, que dice que somos dos en uno”. Yo escuchaba esa disputa cuando llegaron dos muchachos y comentaron “aquí están el doctor Jekyll y Mr. Hyde”. Asimismo, dos viejitas explicaban que allí estaban pintados “el sincero y el hipócrita”. Yo, entre mí, me decía, ¿todo eso he hecho yo?Entrevista a Alberto Quintanilla. Diario La República. Fecha: 04/01/2018