Alberto Quintanilla del Mar nació el 29 de abril de 1934 en Cuzco. Inició su interés por el arte y la pintura a muy temprana edad. Sus primeros estudios sobre el arte los realiza en la Escuela de Bellas Artes de Cuzco. Posteriormente, tras ganar una beca para estudiar restauración, viaja a Lima e ingresa a la Escuela Nacional de Bellas Artes. Durante esa época, tuvo como maestros a Juan Manuel Ugarte Eléspuru y a Ricardo Grau. En 1959, egresa y es condecorado con la Medalla de Oro, otorgada por Ugarte Eléspuru.
En 1960, Quintanilla realiza su primera muestra individual. En 1961, viaja a Europa becado por el gobierno Francés y se instala en París, en donde realiza estudios de grabado en la Escuela de Bellas Artes de Parí. En ese mismo año, participa de la VI Bienal de Sao Paulo y en la I y II Bienal de la juventud en París. Durante su estadía en París, también realiza prácticas de restauración en el Museo de Louvre.
En 1972, Alberto Quintanilla gana la Medalla de oro en la Bienal de Florencia, y en 1987 la Medalla de Oro en la Bienal de Berlín. Quintanilla también ha sido condecorado por la Municipalidad del Cuzco y el Congreso de la República en 2010. En 2014, fue homenajeado por la Derrama Magisterial.
En toda su trayectoria artística y profesional, Alberto Quintanilla ha creado todo un universo iconográfico en donde destaca la utilización de colores brillantes, atmósferas de ensueño, personajes propios de la mitología peruana, del folklore, la fiesta, la música y la danza, todo ello como una manera de reivindicar el mundo andino, su mitología y su raza. Su vasta obra incluye series de esculturas monumentales, grabados, pinturas, máscaras e imaginería. Entre su obras más destacadas resaltan “El sueño de la tierra” (1965), “El encanto del flautista” (2011), “Los músicos de la aldea” (2012) y Mayordomía secreta (2012).
Por todo lo expuesto, la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú, cercana a celebrar el Centenario de su creación ha visto necesario reconocer su propia historia institucional y decide otorgar la “Medalla de Honor Daniel Hernández” -máxima condecoración institucional- a este trascendental artista, por su contribución al arte y la cultura de nuestra institución y de nuestro país.